jueves, 3 de abril de 2008

Hay que colegiar a los podólogos, maestros de meditación y decoradores de oficinas

¿Acaso los podólogos, que tienen en sus manos una parte tan importante del cuerpo, no deberían ser acreditados profesionalmente por una asociación que certifique su ética y conocimientos? ¿Y qué de los decoradores de oficinas, cuya labor tiene un impacto importante sobre la vida de miles de personas?
Esas reflexiones se hacía La Mano Invisible mientras leía un artículo publicado por la publicista y columnista de El Comercio Arabella Krateil, en el que promueve un proyecto de ley para crear un Colegio de Publicistas. Las razones que esgrime son las siguientes:

  • "Miles de peruanos están expuestos a la publicidad", "es innegable su importancia en el mercado moderno" y es una industria que mueve sumas de dinero importantes.
  • "No existe un colegio de publicistas que censure, habilite o garantice su labor", por lo que la publicidad puede ser ejercida por "técnicos con limitados conocimientos".
  • Los beneficiados de esta iniciativa serían los consumidores, las empresas, y los publicistas (que "reclaman para su profesión el mismo rango y consideración que cualquier otra").

A La Mano Invisible se le escarapela la piel sólo de pensar que podría existir un Colegio de Publicistas que habilite o censure a quienes ejercen esa labor. No sólo porque las razones expuestas son aplicables a una infinidad de profesiones (si hay que colegiar a alguien La Mano Invisible votaría por las manicuristas), si no porque el efecto sería el de limitar la cantidad de personas que ejercen el oficio y aumentar el costo de los servicios publicitarios.

En el fondo, lo que sostiene Krateil es que está mal que cualquiera pueda ejercer la publicidad. Según ella porque hay que defender a los consumidores y a las empresas del daño que pueden causar publicistas ignorantes o irresponsables. Pero si las empresas necesitasen protección uno pensaría que tienen los recursos y capacidades suficientes como para crear algún tipo de certificación, y no lo han hecho. Y si los consumidores necesitasen protegerse también la hubiesen buscado. Pero no, son los publicistas los que piden la creación de su Colegio.

Ocurre que Krateil termina revelando un motivo que para La Mano Invisible es determinante: los publicistas reclaman rango y consideración. Esto puede equivaler a que reclaman mayores honorarios. Lógico, como muchos saben, hoy la publicidad es una actividad relativamente mal pagada, pues existen pocas barreras a la entrada (puede ser ejercida por cualquiera que tenga creatividad, facilidad para aprender a utilizar herramientas de comunicación, y habilidades de expresión). Para que los amigos publicistas puedan engordar su billetera, no hay mejor mecanismo que limitar la entrada a la profesión, para que sólo aquellos que han estudiado publicidad o que se han colegiado puedan ejercerla. El resultado: ante la menor oferta de publicistas, éstos reclaman mayores salarios. Por eso, merecen un cachetadón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con el razonamiento de la publicista tambien hay que colegiar a las prostis! no???????

Anónimo dijo...

Creo q la forma como criticas a arabella es muy "emotivo" de tu parte.

Si se pudiese todas las profesiones deberían asociarse para así poder lograr mayores beneficios y si, ciertamente, limitar a quienes no la ejerzan correctamente. Ese es el verdadero significado de esto, no? O acaso tan "respetable" economista te compararías con aquel que estudia en el ifb o algún instituto que no forma como debe ser a sus alumnos? Yo creo q la publicidad, asi como los publicitarios estan cayendo de nivel, se debe buscar una publicidad que informe, eduque y entretenga a cabalidad.

Carlos Ganoza Durant dijo...

Kathy, gracias por tu comentario. Si todas las profesiones se asociaran para lograr mayores beneficios (en términos de mejores condiciones remunerativas) estarían creando monopolios, y los más perjudicados serían los consumidores. Eso no me parece justo. Por otro lado, el que debe juzgar qué profesionales están bien formados y cuáles no es el mercado, no un grupo pequeño de personas con criterios arbitrarios, pues eso se presta a favoritismos y corruptelas.