jueves, 3 de julio de 2008

Siete años de vacas flacas

No quiero ser pesimista !pero se viene la madre de todas las crisis! No, en realidad no creo eso, y como digo, no pretendo ser pesimista, pero pienso que no está de más hacer la siguiente pregunta: ¿es posible que durante los próximos siete u ocho años la economía de EEUU esté floja, con un desempeño mediocre?

Esto se me viene a la cabeza luego de leer el excelente libro de Alan Blinder y Janet Yellen, The Fabulous Decade. Blinder y Yellen son dos macroeconomistas de primera que trabajaron en la Reserva Federal de EEUU en la década de los noventa, por lo que fueron observadores privilegiados del boom económico que caracterizó esos años en EEUU.
Luego de un pormenorizado análisis de todos los factores que contribuyeron al acelerado crecimiento del período (4% anual en promedio de 1995 a 1999, muy alto para una economía desarrollada), los autores concluyeron que la suerte fue lo más importante.

Sí, la suerte, manifestada a través de la conjugación de una serie de elementos que tenían poco que ver con la política económica del momento: precios del petróleo históricamente bajos (¿alguien recuerda el petróleo a US$13 en 1999? Menos del 10% del precio actual), asimilación de nuevas tecnologías que aumentaron la productividad (las PC y el boom de ERP, CRM, SCM y todas las demás siglas de jerga techno-corporativa), y apreciación del dólar (lo que contribuyó a mantener controlada la inflación, permitiendo que la Fed sostenga una política expansiva).

Hoy esos tres factores parecen haberse revertido. El petróleo ni se diga, el dólar tampoco. La tecnología de las PC e internet ya se asimiló por completo (todo en EEUU ya está automatizado) y las estadísticas de productividad de las empresas en EEUU no son la envidia de nadie.
Encima hay una crisis financiera complicada y los precios de los commodities están al alza.

¿Podríamos decir que estamos entonces ad portas de una "década funesta"?

sábado, 21 de junio de 2008

Si la pobreza se redujo tanto ¿por qué aumenta el hambre?

Si todos creyésemos en las estadísticas de pobreza del gobierno (que afirma que ésta se redujo en cinco puntos porcentuales en los últimos dos años), habría miles de peruanos que se estarían preguntando por qué siguen con el estómago vacío si ya han dejado de ser pobres.

Ocurre que esta presunta reducción en la pobreza se contradice con el hecho de que el déficit calórico de la población más pobre ha aumentado (es decir !los pobres papean menos!), de acuerdo con un análisis de Eduardo Zegarra, un riguroso investigador del think tank peruano Grade.

Creo que es una evidencia más de que algo anda mal con las cifras de pobreza del INEI.


Para rematar con el cachetadón, esta caricatura de Carlín parece una noticia de verdad.








viernes, 30 de mayo de 2008

La gran cocina peruana

Este comentario no es sobre la suculenta y cada vez más famosa comida peruana, si no sobre la otra cocina, la de los números, esa que acaba de presentar un plato de lo más insólito: la reducción de la pobreza de 44.5% a 39.3% en el Perú.

No es mi intención acusar a los técnicos del Instituto Nacional de Estadística (INEI, que preparó las cifras) de mentirosos ni corruptos. No los conozco y no tengo mayores referencias de ellos. Es probable incluso que los señores crean que han hecho un trabajo serio y riguroso (¿saben qué es la disonancia cognitiva? Ocurre hasta en las mejores familias).

¿Pero realmente alguien puede creer que en dos años de gobierno la pobreza se redujo en más de cinco puntos porcentuales (encima en un contexto inflacionario, donde los mayores precios de alimentos están golpeando sobre todo a los más pobres)? De ser así, el Perú tendría uno de los casos de reducción de la pobreza más rápidos en la historia del planeta.

En un artículo bastante ascéptico, Pedro Francke, un economista experto en pobreza, explica todas las falencias y limitaciones del estudio del INEI. Por el rango de confiabilidad del estudio, Francke menciona que la reducción de la pobreza podría haber sido de 2.6 puntos porcentuales y no de 5.2.

Lo segundo, que ya de por sí es alto, es un plato que me trago mucho más fácil que lo primero.

jueves, 29 de mayo de 2008

Más pronósticos de recesión para la economía Americana

Nouriel Roubini, en su Roubini Global Economics Monitor resume los pronósticos para la economía americana de varias fuentes confiables:
  • Alan Greenspan: la probabilidad de una recesión en el 2008 es mayor a 50%, y la probabilidad de una recesión severa ha bajado considerablemente.

  • Reserva Federal: redujo su proyección de crecimiento económico para el 2008 del rango de 1.3%-2% a 0.3%-1.2%. Aumentó su proyección de desempleo para el 2008 del rango de 5.2%-5.3% a 5.5%-5.7%.

  • Morgan Stanley: no pronostican dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo, pero mantienen su proyección de crecimiento de 1% para el 2008 y lo califican como un año de recesión.

  • FMI: pronostica un crecimiento económico de 0.5% para EEUU en 2008 y un año recesivo con una recuperación lenta en el 2009.

  • Citibank: estima un crecimiento de 0.8% en el 2008.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Recesión: una mala palabra

En EEUU hay una controversia sobre si la economía está en una recesión o no (ver comentario anterior). El gobierno dice que no, los críticos dicen que sí.

Los economistas, que para algunas cosas somos más vivos de lo que parecemos, escogemos a veces ser deliberadamente ambiguos. La teoría económica no tiene una definición formal y precisa para una recesión. Existe una definición convencional muy utilizada por la prensa: dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo. Sin embargo hasta donde entiendo (y por favor alguien corríjame si me equivoco) , esa definición no es utilizada por ninguna de las grandes instituciones multilaterales o gubernamentales de política económica (FMI, Banco Mundial, BID, CEPAL, OECD, etc.).

Es más, en EEUU el gobierno ha delegado el mandato de determinar las fechas de inicio y fin de las recesiones a una institución independiente, la respetadísima National Bureau of Economic Research (NBER, un think tank con sede en Boston), que utiliza la siguiente definición:

"una recesión es un declive signifcativo en la actividad económica que se extiende a toda la economía, con duración mayor a unos meses, con impacto en el PBI real, ingresos reales, empleo, producción industrial, y ventas minoristas".

La NBER además evita explícitamente usar el criterio de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo (aunque obviamente analiza el comportamiento del PBI).

En buen cristiano, lo que los genios de la NBER quieren decir es: si a ti te está yendo mal, si a tu vecino y al tendero de la esquina también, si escuchas que en tu trabajo todo el mundo está asustado, y todo esto dura bastante, entonces estamos en una recesión.
Para una profesión con pretensiones de ciencia esto nos deja muy mal parados. Pero pensémoslo bien: ¿qué mejor definición de una recesión que aquella que la misma gente siente, sin impotar si el PBI crece poco o decrece por dos, tres o más trimestres?

El punto es que hacen mal los economistas en permitir que los políticos se aprovechen de la ambiguedad de su terminología para esconder la realidad.

La realidad es la siguiente:

  • En los últimos dos trimestres el PBI de EEUU ha crecido sólo 0.6% y 0.9% por trimestre. Ni siquiera en la recesión del 2001 hubo dos trimestres consecutivos con un crecimiento tan bajo (más bien se alternaron trimestres con crecimiento sólido y negativo). Es más, la última vez que eso ocurrió fue en la recesión de 1990.
  • El empleo no agrícola en EEUU ha estado bajando, y los sectores más afectados son los más intensivos en mano de obra: construcción, comercio, y manufactura.
Es claro que la situación es bien complicada y que el bolsillo de la gente está sufriendo. Si no encaja a la perfección en una u otra definición de recesión ya pasa a ser anecdótico y queda para discusiones teóricas. En la práctica, lo más prudente es asumir que se está en una recesión y no concentrarse en polémicas más semánticas que económicas.

jueves, 22 de mayo de 2008

Ironman conduciendo el auto de Meteoro

Esa es la feliz imagen de la economía peruana con la que se deleita mentalmente Renzo Rossini, el gerente general del Banco Central de Reserva (la metáfora es de su propia inspiración y la dijo en una conferencia en el Foro de Finanzas el pasado 8 de mayo).

Ironman porque la economía peruana estaría tan blindada que sólo una bomba atómica financiera podría tumbarla. Meteoro porque nuestro PBI está corriendo a una velocidad nunca antes vista.

¿No hay nada de qué preocuparse entonces? Al BCR le preocupa la inflación (por la combinación de crecimiento económico acelerado -incluso para Ironman- y un contexto mundial inflacionario), pero salvo eso, no parece haber mucho más.

Pero hay algo que le eriza el vello capilar a La Mano Invisible. Este desempeño económico que se presta a metáforas tan amenas inunda las billeteras de las personas de nivel socioeconómico A, moja a los del B y salpica a los del C, pero sólo llega a cuentagotas a los del D y ni se asoma por el E. Es en estos dos últimos NSE donde se concentra el 44% pobre de la población. Estos dos últimos NSE ven cómo todos mejoran mientras ellos siguen igualitos. Una situación así frustra a cualquiera.

Esta enorme frustración acumulada es lo único que encuentro para explicar los siguientes resultados del Latinobarómetro 2007 (una encuesta de opinión pública que se hace en casi todos los países de la región):

1. El Perú está entre los últimos países de América Latina en la evaluación de la situación económica actual (sólo 8% de la población piensa que es buena o muy buena) y futura (sólo 21% piensa que será mejor o mucho mejor).

2. El Perú también está entre los países con la peor opinión pública acerca de la distribución de la riqueza, y entre los seis países con la apreciación más alta de posibilidades de conflictos entre ricos y pobres.

3. El Perú es el segundo país con menor satisfacción con la democracia.

4. La aprobación de la economía de mercado y de la empresa privada ha retrocedido sustancialmente en los últimos 10 años.

¿Se imagina algo más paradójico? La economía boyante, riesgo país más bajo que Chile, año de cumbres, y a la vez, un montón de gente asada y pesimista. Eso no me parece como para reconfortarme imaginando títulos de películas con los que describir la situación del país.

sábado, 17 de mayo de 2008

¿Qué sabe un premio Nobel de Economía?

Eso se preguntaba La Mano Invisible cuando leía atónita el comentario que hizo el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz sobre Evo Morales, en la edición de las 100 personas más influyentes del mundo de la revista Time.

El texto de Stiglitz reseña la figura de Morales con la candidez e ingenuidad del niño que acerca demasiado a un leon de zoológico sin percatarse de que éste le puede arrancar la cabeza.
Si bien Stiglitz se cuida mucho de no calificar en términos positivos ninguna de las desquiciadas políticas económicas del gobierno de Morales (tonto no es), pinta a Evo como un líder benevolente que está trayendo la reivindicación de los indígenas y que está haciendo un esfuerzo por combatir la pobreza en medio de los obstáculos impuestos por la burocracia y las élites del país.
Stiglitz cae presa de la versión económica del mito del Buen Salvaje, y peor aún, nos lo quiere enchufar a sus lectores.

Pues nada más engañoso que su perfil de Evo. Quienes siguen lo que ocurre en Bolivia saben bien que Morales es el típico político populista latinoamericano que no está haciendo más que cometer los mismos errores que sus predecesores, y seguir hundiendo a su país en la miseria.

Y para colmo de males, !es peor que el perro del hortelano porque no quiere un TLC con la Unión Europea y friega para que el Perú tampoco lo tenga!

Entonces, ¿qué sabe Stiglitz? Un cachetadón para él también.

lunes, 5 de mayo de 2008

Cuando un político dice que no hay recesión !es porque se viene una fuerte!

Los políticos tienen el mismo modus operandi en todos lados, no importa si son gringos, chinos o peruchos. Su accionar es siempre el mismo: si hay un problema, mejor ignóralo, no vaya a ser que la gente se entere y te eche la culpa; si el problema se vuelto grave y ya la gente se está enterando, minimízalo, no vaya a ser que la gente entre en pánico y pida tu renuncia; si el problema estalló y la gente está asustada, anuncia que lo peor ya pasó gracias a las medidas que prudentemente tomaste, no vaya a ser que pidan que te boten a patadas, te recuerden para siempre como un incompetente y se acabe tu carrera política.

Todo esto viene a colación por que el secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, dijo la semana pasada que la recesión en ese país ya está por terminar, y que pronto la economía americana retomará su senda de crecimiento gracias a las medidas adoptadas. El principal asesor económico de Bush, Ed Lazear, está tirando por la borda el bien ganado prestigio académico que tenía antes de trabajar con el gobierno al incluso negar que la economía está en una recesión (nunca me deja de intrigar cómo gente brillante se vuelve estúpida cuando acepta un cargo político).

Por eso La Mano Invisible decidió hacer lo que los señores Paulson y Lazear debieron haber hecho antes de opinar: consultar a los expertos. Aquí van las opiniones de ocho prestigiosos y confiables economistas y su calificación en optimista, pesimista o dubitativo.

Larry Summers (ha sido rector de Harvard, economista principal del Banco Mundial, y secretario del Tesoro de EEUU): dubitativo. Lo más probable es que la recesión dure menos de un año, pero existe un riesgo significativo de que ésta sea más larga.

Nouriel Roubini (profesor de NYU, célebre experto en crisis financieras internacionales): pesimista. Se nos viene la peor recesión en décadas y duraría entre 12 y 18 meses.

Paul Krugman (profesor de Princeton y columnista del New York Times): pesimista. No tendremos una crisis, pero sí una recesión larga que podría durar hasta junio del 2010.

Martin Feldstein (profesor de Harvard y quizá el economista de filiación republicana más respetado en EEUU): pesimista. La recesión será más larga que las dos últimas, y podría durar el doble que éstas.

John Talyor (profesor de Stanford y uno de los principales expertos del mundo en política monetaria): optimista. La recesión sería leve, como las últimas dos, por lo que a principios del 2009 la economía podría estar sacanado la cabeza de la zona recesiva.

Robert Gordon (profesor de Northwestern y especialista en crecimiento económico): dubitativo. No se anima a decir cuánto tiempo podría durar una recesión, pero sí opina que se está entrando a una.

Ken Rogoff (ex economista principal del FMI, profesor de Harvard): dubitativo. Cree que la economía está en una recesión y ésta podría ser moderada, pero con un riesgo importante de que se agrave significativamente.

Robert Shiller (profesor de Yale y experto en el mercado inmobiliario): pesimista. No estamos en una gran depresión, pero sí en una recesión de impacto fuerte que podría durar más de un año.

De los ocho economistas cuatro son pesimistas, tres dubitativos y sólo uno optimista. ¿De dónde sacan entonces Paulson y Lazear que la economía ya pasó lo peor? Un buen cachetadón para los dos.

miércoles, 30 de abril de 2008

Uy, qué miedo

Mohamed El-Erian es un árabe que maneja muchísima plata (más de US$700 billones en activos, es decir, 7 veces el PBI peruano) a través de Pimco, la compañía de fondos de inversión que dirige. Durante mucho tiempo fue el principal comprador de bonos soberanos peruanos y un gran entusiasta de las perspectivas del país (en el 2005 pronosticó correctamente que en un par de años el Perú alcanzaría el grado de inversión).

En un artículo publicado recientemente en el Financial Times El-Erian dice que lo peor de la crisis en EEUU está por venir. En resumen, lo que dice es que la crisis comenzó en el sector financiero y de ahí se extendió al sector industrial, pero ahora los consumidores americanos están siendo golpeados por todos los frentes (precios al alza, crédito escaso, activos inmobiliarios que valen menos) y eso está creando fuerzas recesivas que se originan en el sector industrial y que más bien amenazan al sector financiero (pronostica que los bancos pequeños y medianos en EEUU podrían tener problemsa si las empresas comienzan a refinanciar créditos).

Entonces podría venirse la madre de todas las recesiones en EEUU.

martes, 29 de abril de 2008

¿Una patada a Proinversión o un cachetadón a los ministerios?

En su columna de Perú.21 Alfredo Bullard dice que si se transfiere la responsabilidad de concesionar y privatizar de Proinversión a los ministerios la agenda política de estos interferirá en el proceso. Es un punto interesante y vale la pena explicarlo un poco más, porque creo que es la clave del asunto.

No sé qué criterios se tuvieron en cuenta cuando se creó Proinversión, pero me queda claro que el diseño que hoy tiene ayuda a aislarla de ciertas presiones políticas. La máxima autoridad de Proinversión es un directorio en el cual tienen asiento siete ministros y el premier, y éstos nombran a un director ejecutivo para que se encargue de la conducción operativa de la institución. La ventaja de que las grandes decisiones privatizadoras sean tomadas por un grupo de varios ministros es que se aislan los factores políticos que afectan sólo a uno de éstos.

Por ejemplo, imaginemos a un ministro de Energía y Minas débil, que está siendo atacado por ONGs o por sindicatos mineros, y que necesita recuperar capital político para poder llevar a cabo algunas reformas. Lo último que querrá ese ministro es meterse a privatizar algún activo (una mina, una planta eléctrica, etc.) del estado que le pueda generar más problemas (oposición de sindicatos, gobiernos locales, etc.). Eso es algo que ni siquiera aparecerá en su agenda.

Sin embargo, si la decisión no depende solo de él si no de un grupo plural de ministros, el peso de la presión de esos grupos de interés que afectan al ministro de Energía y Minas se diluye, y la decisión se toma sin tanta interferencia.

Por esa razón dudo que las privatizaciones y concesiones se avancen mucho en manos de los ministerios. Ahora que la violencia física se ha convertido en el nuevo estándar de sanciones en el gobierno, la Mano Invisible le daría un buen cachetadón al que haya tenido la idea.

viernes, 25 de abril de 2008

La mejor lección de economía: nunca vendas acciones cuando estás prendido

Una entrevista a Charles Schultze, un reputado economista americano que fue asesor económico principal del presidente Carter, que contiene varias perlas legendarias de sabiduría económica.

miércoles, 23 de abril de 2008

El ojo del amo engorda al ganado, ¿y el ojo del funcionario público?

El auditor interno Banco de Materiales (responsable precisamente de evitar fraudes en la organización) es uno de los varios funcionarios que recibieron de la institución créditos hipotecarios que no les correspondían.

Los directores y maestros de colegios públicos reciben en promedio S/.300 soles por alumno, por cobros indebidos a los padres de familia.

11 hospitales del Estado no cuentan con medicinas básicas.

Cada 24 horas Sedapal tira al mar de Lima el equivalente a dos estadios nacionales llenos de caca licuada.

Todas estas noticias son sólo de los últimos 3 meses (es decir, más de un mega escándalo por mes). ¿A alguien le queda alguna duda de que la administración pública es pésima?
Según el gobierno, esto se corregirá con la nueva ley de la carrera pública, que establecerá criterios de desempeño y mérito como determinantes de ascensos y remuneraciones. Eso aliviará los síntomas, pero no curará el mal.

El problema real es que cuando el Estado tiene a su cargo la prestación de servicios públicos nadie es dueño del valor que se crea para el ciudadano, y por eso nadie se esfuerza en mejorar las cosas, en reducir costos, en asegurarse de que no hay ningún sinverguenza haciendo fraude. ¡A nadie le importa mucho! El empresario privado tiene claro que su ojo engorda al ganado, pero ¿qué le importará al funcionario público que el ganado engorde o se muera de anemia, si su situación no cambia en ninguno de los dos casos?

Y este no es un problema exclusivo de los países sub-desarrollados o con instituciones democráticas incipientes. El funcionario público es el mismo acá, en Suiza y en todos lados. El Credit Lyonnaise fue un mega banco del Estado francés que quebró por una pésima gestión y por interferencias políticas. La Compañía Británica del Carbón era una de las empresas públicas más grandes del mundo, y durante décadas operaba la mayoría de sus minas a pérdida (y cuando el gobierno de Thatcher quizo cerrarlas se enfrentó a una de las protestas más largas y multitudinarias de la historia). Los ejemplos pueden seguir y seguir.

El punto es que mejorar nuestra gestión pública es importante, pero no corrige el problema de ineficiencia y corrupción en la prestación de servicios públicos. Esto sólo se corregirá privatizando, concesionando, o cuando éstos no sean políticamente viables, encontrando mecanismos alternativos que en la práctica tengan el mismo efecto (con un razonamiento algo diferente, Gianfranco Castagnola publicó una opinión similar en Perú.21).

martes, 22 de abril de 2008

La cosa se puede poner fea, ¿qué piensan el MEF y el BCR al respecto?

Hace casi dos años publiqué un artículo en un boletín electrónico de la UPC, en el que temerariamente sostenía que en los próximos cinco años la economía peruana crecería en promedio cerca al 3.5%. Obviamente me equivoqué (y con roche, por lo que probablemente sea uno más en justificar las numerosas y despiadadas burlas que se hacen de los economistas), pero aunque fallé en el número, todavía no se puede decir que fallé en el concepto, e incluso creo que es posible que en este no llegue a fallar (y esto no es un patético intento por rescatar algo de mi pronóstico).

Había dos ideas fuerza detrás del artículo: la primera que el Perú estaba sujeto al vaivén de la economía global, si a esta le iba bien, al Perú le iría bien, si a esta le iba hasta las patas, al Perú le iría hasta las patas; la segunda, que en estos cinco años veríamos una tremenda recesión global.

Ya es claro que el quinquenio estará marcado por la crisis financiera, lo que no queda claro es si nos afectará mucho o poco. Hasta el momento, la mayoría cree que poco.

Las recesiones en EEUU en los últimos 40 años han durado entre 2 y 3 años. Una de las características más salientes de éstas ha sido el retroceso en la inversión privada (como muestra el gráfico abajo, extraído de una presentación del economista de Berkeley Brad de Long).

Si seguimos con la regla de los 3 años, esta recesión duraría hasta fines del 2009. Si la reducción en la inversión es muy fuerte (como en el 2000), el efecto sobre el consumo en EEUU sería también fuerte. Eso podría tener dos efectos sobre el Perú:

1. Una reducción en los precios de los metales industriales, vía una menor actividad de la economía china.

2. Una reducción en nuestras exportaciones no tradicionales (por el menor consumo en EEUU).

Ambos efectos podrían ser moderados o dramáticos, eso dependerá de la magnitud de la recesión en EEUU. Pero como siempre, hay que estar preparado para lo peor. Lo preocupante es que hasta el momento ni el MEF ni el BCR han dicho claramente qué medidas tomarían o están preparándose para tomar.

jueves, 17 de abril de 2008

Suave con el arroz

En lo que va del año el precio internacional del arroz se ha más que duplicado por causa de sequías y otros problemas con los cultivos. Nuestras importanciones de arroz están creciendo, y si bien el precio local ha subido, aún le falta mucho para alcanzar el alza de la cotización internacional.

Si durante este año el precio del arroz al consumidor tuviese un alza desmesurada (digamos más de 50%) el gobierno podría estar en serios problemas. En Haití el Primer Ministro recientemente fue despedido por su incapacidad para responder a las protestas sociales originadas por el aumento del precio de los alimentos, especialmente del arroz. Claro, no somos Haití (que además importa la mayoría del arroz que consume), pero tampoco pensemos que estamos tan lejos.

miércoles, 16 de abril de 2008

Jurgen Shuldt: control de capitales y devaluación del sol

Jurgen opina que las medidas adoptadas por el BCR (ver comentario) equivalen a un control de capitales y tendrán el efecto de revertir la apreciación del sol.

Lo curioso es que hasta el momento ningún banco (éstos suelen ser los principales enemigos de cualquier cosa que se parezca al control de capitales) ha opinado de forma clara al respecto. ¿Habrá pasado piola? ¿No le dan importancia? ¿No se han dado cuenta? Hasta ahora es un enigma.

Volverán los odiados golondrinos

Con el perdón de Bécquer (y de los lectores), pero me la pusieron en bandeja:
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Volverán los capitales golondrinos en el Perú sus activos a comprar
y otra vez especulando el tipo de cambio apreciarán
pero aquellos que a partir del 5 de mayo* ningún banco local recibirá
aquellos que Renzo Rossini* desprecia sin piedad
esos....¡no volverán!
.
Volverá Eduardo Farah* al MEF a criticar
y otra vez con su voz estrepitosa a Luis Carranza atacará
pero aquellos industriales que realmente quieren trabajar
aquellos que saben que aún con apreciación no dejan de ganar*
esos...¡ya no fregarán!
.
*El 5 de mayo entra en vigencia la ultra radical medida adoptada por el BCR de aumentar el encaje marginal a 120% a las obligaciones en moneda nacional de entidades financieras no residentes. Es decir, por cada sol que una entidad financiera extranjera quiera depositar en un banco peruano, el banco local tiene que guardar S/1.20. ¿Así quién quiere recibir depósitos?
*En una entrevista al diario Gestión el 11 de abril Renzo Rossini, gerente general del BCR, dijo que los capitales de corto plazo "ya no son bienvenidos aquí...mejor que se vayan".
*¿Qué más quiere Eduardo Farah? En su draconiana propuesta de hoy sólo le faltó incluir el encarcelamiento de los inversionistas extranjeros de corto plazo. Parecería que su estrategia es pedir medidas extremas, para finalmente lograr respuestas moderadas.
*Un estudio del propio BCR concluye de manera impecable que la apreciación real del tipo de cambio no tiene mayores impactos sobre la rentabilidad y expansión del sector exportador no tradicional, salvo en el caso del textil, que por tener sus ventas altamente concentradas en EEUU sí está siendo afectado.

sábado, 12 de abril de 2008

La inflación y la tentación populista

La inflación tiene muy preocupado al presidente Alan García y no es para menos, el aumento de los precios tiene un costo político alto para cualquiera (ver comentario anterior y encuesta de Ipsos-APOYO), pero uno especialmente alto si en un gobierno anterior le esfumaste el patrimonio a medio Perú por una pésima política económica que terminó en hiperinflación.
Pero la respuesta de García ante esa preocupación lo está conduciendo a un peligroso callejón sin salida. El presidente se empeña en prácticamente prometerle a la población que la inflación bajará en los próximos meses mientras que sigue reventando cohetes por la noticia del grado de inversión (para una muestra reciente ver nota de Correo).

El problema es que los pronósticos más serios señalan que los precios de los alimentos (hasta ahora el principal impulsor de la inflación) no bajarán en los próximos meses, y el grado de inversión, si bien es una excelente noticia, no llevará a que en el mediano plazo haya más plata en los bolsillos de las personas de niveles socioeconómicos bajos.
Con el tiempo esto puede restarle credibilidad al Presidente, aumentar el descontento, y eventualmente empujarlo hacia políticas demagógicas para mantener una base de respaldo popular. Si alguien no cree que el alza de los alimentos puede conducir a conflictos sociales serios, que se fije en lo que sucede en la Argentina, donde los agricultores pusieron al gobierno en jaque con un paro agrario de casi un mes.

Si las cosas se siguen poniendo feas, el Apra podría recurrir a alguna de las siguientes medidas del repertorio populista (ordenadas de mayor a menor, según su nivel de toxicidiad):

  • Control de los precios de los alimentos: se están usando en Venezuela y an algunos países africanos y asiáticos, es poco probable que el gobierno lo intente a menos que la situación política sea realmente explosiva. Crea mercados negros y en el mediano plazo empeora el problema al desincentivar la expansión de la oferta.
  • Control de precios "light": en México el gobierno orquestó (¿o forzó?) un acuerdo entre productores y comercializadores para atenuar las subidas del precio del máíz. Así como Del Castillo convenció a las mineras del aporte voluntario, podría intentarlo con productores y comercializadores de alimentos clave.
  • Ventas subsidiadas: el gobierno compra alimentos y los vende a precios subsidiados. Puede tener consecuencias similares a las del control de precios.
  • Reducción temporal del IGV a los alimentos: es poco eficiente y luego puede ser políticamente complicado subir el impuesto. Aún así sería más potable que las anteriores para el ministro de Economía y el sector corporativo.
  • Reducciones arancelarias: ya se hicieron las más evidentes, podrían venir más para otros productos de consumo diario.
  • Transferencias de efectivo: siempre y cuando estén bien enfocadas, serían la mejor opción. La duda es si el gobierno cuenta con la capacidad institucional para hacerlo bien y sin correr el riesgo de que el proceso esté plagado de escándalos de corrupción.

viernes, 11 de abril de 2008

No me digan que no tienen aspirinas

Hay una canción de Juan Luis Guerra que relata los infortunios de un desdichado que ante un quiebre de su salud cae en un hospital “de gente, supuestamente”, y tiene un estribillo que dice algo así como: “no me digan que no tienen anestesia, no me digan que el estetoscopio está de fiesta, no me digan que el alcohol se lo bebieron, ni que el hilo de coser lo bordaron en un mantel”. Esa lírica surrealista le cae perfecto a los cientos de pacientes de once hospitales del Estado que según un informe de la Defensoría del Pueblo no cuentan con medicamentos esenciales de alta rotación (es decir, que se necesitan a diario, como anestésicos, sueros, antibióticos y anti-inflamatorios).

Tan pronto se publicó la noticia varios funcionarios públicos saltaron a explicar que se trata de un problema de eficiencia logística. ¿Será tan complicado abastecer a un hospital de medicinas básicas? El que esto suceda sólo en hospitales estatales y no en clínicas privadas señala que el problema no es una mala gestión, si no la propiedad estatal del hospital. La salud pública tiene el mismo problema que la educación pública. En un comentario anterior La Mano Invisible explicó por qué los directores y maestros de colegios estatales se las ingenian para cobrarle a los padres de familia en promedio S/.300 al año por cada niño matriculado (a pesar de que en la educación pública debería ser gratuita): así crean un mercado negro por la prestación de sus servicios educativos, en el cual ellos lucran por su chamba. Es lo mismo que ocurría con la extinta y estatal Compañía de Teléfonos: si alguien quería una línea, o esperaba tres años o le pagaba al técnico una súper coima para que se la instale de inmediato. No es que hubiese escasez de líneas, sino que al técnico le convenía ofrecer el servicio por lo bajo.

Lo mismo ocurre en los hospitales públicos: si alguien quiere medicamentos tiene que comprarlos con su billete en un mercado negro creado por los funcionarios públicos, o esperar a que se “solucione el problema logístico”. ¿Por qué esto ocurre en proveedores estatales? Porque en una empresa privada un funcionario que hace bien su trabajo, cumple con sus objetivos y atiende bien a sus clientes, puede recibir bonos, aumentos, ser ascendido, etc. Si en una institución pública (hospital, escuela, compañía de teléfonos, da lo mismo) un funcionario se esfuerza por que los ciudadanos sean atendidos de maravilla y por reducir costos, no recibe ni una palmada en la espalda y más bien sus compañeros lo miren feo. En las instituciones públicas no existen incentivos al buen desempeño, por eso los funcionarios buscan lucrar por lo bajo. Un cachetadón para los que todavía no entienden eso y siguen haciendo demagogia con la falsa gratuidad de los servicios públicos.

sábado, 5 de abril de 2008

Pesimismo a lo Bruno Seminario

En entrevista con Gestión, Bruno Seminario, el "John Nash" de la Universidad del Pacífico (por brillante y excéntrico), muestra su escepticismo sobre las buenas noticias de la economía peruana. Critica al MEF, al BCR, y revela su desconfianza sobre la salud del crecimiento económico y su desempeño ante la crisis en EEUU.

Algunos aguafiestas del grado de inversión

Pocos, pero los hay. Humberto Campodónico y Kurt Burneo ven un lado menos favorable de la noticia.

Mi alcalde, el cobrador de impuestos

La Mano Invisible nunca ha sabido de nadie que reciba con alegría y entusiasmo el día del pago de impuestos, por más sentido de la equidad social que se tenga. Por eso nadie tiene a la Sunat en su lista de instituciones favoritas. Es más, la fiscalización a lo Gestapo que caracteriza a la Sunat la ha convertido en un recaudador muy eficiente pero muy temido y hasta detestado.

Ahora, imaginemos que la recaudación de ciertos tributos pasa a ser responsabilidad de los municipios. ¿Tendrían el mismo vigor inquisidor y fiscalizador, que para algunos es casi rayano en el acoso tributario? ¿Qué alcalde querría convertir su municipio en una Sunat en miniatura? ¡Ninguno! A diferencia de la Sunat, que es una entidad relativamente aislada de la influencia política, el municipio es político por naturaleza, el alcalde se debe a sus electores y lo común es que aspire a la reelección o a un puesto político de mayor jerarquía. La Mano Invisible está convencida de que la proliferación de las amnistías tributarias en los municipios es un reflejo de que los alcaldes evitan a toda costa el rechazo de la gente que vive en su distrito, y si pudiesen vivir a punta de deuda -sin tener que recaudar tributos- probablemente lo harían (después de todo, ¿no lo han hecho presidentes anteriores con el gobierno central?).

Es por eso que la propuesta de transferir funciones recaudadoras a los municipios no puede funcionar. Los alcaldes siempre serán unos pésimos cobradores de impuestos.

Otra más sobre la colegiatura para publicistas

Si alguien tiene dudas de que es una iniciativa nefasta, La Mano Invisible le recomienda el excelente libro del economista Morris Kleiner, sobre los efectos del extensivo uso de las colegiaturas y licencias profesionales en EEUU (donde por causa de lobbies gremiales, hasta los barberos requieren colegiaturas en algunos estados). El libro provee abundante evidencia de que en la mayoría de casos las colegiaturas aumentan sustancialmente el costo del servicio y no tienen ningún efecto importante sobre la calidad.

jueves, 3 de abril de 2008

Hay que colegiar a los podólogos, maestros de meditación y decoradores de oficinas

¿Acaso los podólogos, que tienen en sus manos una parte tan importante del cuerpo, no deberían ser acreditados profesionalmente por una asociación que certifique su ética y conocimientos? ¿Y qué de los decoradores de oficinas, cuya labor tiene un impacto importante sobre la vida de miles de personas?
Esas reflexiones se hacía La Mano Invisible mientras leía un artículo publicado por la publicista y columnista de El Comercio Arabella Krateil, en el que promueve un proyecto de ley para crear un Colegio de Publicistas. Las razones que esgrime son las siguientes:

  • "Miles de peruanos están expuestos a la publicidad", "es innegable su importancia en el mercado moderno" y es una industria que mueve sumas de dinero importantes.
  • "No existe un colegio de publicistas que censure, habilite o garantice su labor", por lo que la publicidad puede ser ejercida por "técnicos con limitados conocimientos".
  • Los beneficiados de esta iniciativa serían los consumidores, las empresas, y los publicistas (que "reclaman para su profesión el mismo rango y consideración que cualquier otra").

A La Mano Invisible se le escarapela la piel sólo de pensar que podría existir un Colegio de Publicistas que habilite o censure a quienes ejercen esa labor. No sólo porque las razones expuestas son aplicables a una infinidad de profesiones (si hay que colegiar a alguien La Mano Invisible votaría por las manicuristas), si no porque el efecto sería el de limitar la cantidad de personas que ejercen el oficio y aumentar el costo de los servicios publicitarios.

En el fondo, lo que sostiene Krateil es que está mal que cualquiera pueda ejercer la publicidad. Según ella porque hay que defender a los consumidores y a las empresas del daño que pueden causar publicistas ignorantes o irresponsables. Pero si las empresas necesitasen protección uno pensaría que tienen los recursos y capacidades suficientes como para crear algún tipo de certificación, y no lo han hecho. Y si los consumidores necesitasen protegerse también la hubiesen buscado. Pero no, son los publicistas los que piden la creación de su Colegio.

Ocurre que Krateil termina revelando un motivo que para La Mano Invisible es determinante: los publicistas reclaman rango y consideración. Esto puede equivaler a que reclaman mayores honorarios. Lógico, como muchos saben, hoy la publicidad es una actividad relativamente mal pagada, pues existen pocas barreras a la entrada (puede ser ejercida por cualquiera que tenga creatividad, facilidad para aprender a utilizar herramientas de comunicación, y habilidades de expresión). Para que los amigos publicistas puedan engordar su billetera, no hay mejor mecanismo que limitar la entrada a la profesión, para que sólo aquellos que han estudiado publicidad o que se han colegiado puedan ejercerla. El resultado: ante la menor oferta de publicistas, éstos reclaman mayores salarios. Por eso, merecen un cachetadón.

sábado, 29 de marzo de 2008

El dólar: nadie sabe qué pasará, pero todos opinan

Un lector que revisó un comentario anterior lanza una pregunta interesante: ¿se fortalecerá el dólar en el mediano plazo? Queda claro que en los próximos meses seguirá debilitándose, pero si la Reserva Federal comienza a subir las tasas de interés para combatir la inflación esta tendencia podría revertirse.
Luego de haber estudiado el tema a fondo y de haber invertido varias horas de reflexión, La Mano Invisible ha concluido que nadie tiene ni la más mínima idea de qué pasará con el dólar. Sin embargo, la ignorancia nunca ha sido un impedimento para que los economistas hagan proyecciones (mejor dicho, adivinanzas informadas).
Por eso lo mejor que se puede hacer es resumir algunos de los puntos de vistas más inteligentes que hay sobre el tema:

1. Steve Cecchetti (reconocido comentarista de la inflación en EEUU y recientemente nombrado economista principal del Bank for International Settlements): la inflación en EEUU tiene una clara tendencia al alza. Mes a mes son menos los rubros de la canasta familiar en los que los precios bajan, impulsados por la inflación importada. Eventualmente las expectativas inflacionarias también cambiarán y pronto se llegará al punto en el cual no habrá rubros importantes con precios declinantes que moderen la inflación (una excepción podrían ser las rentas, por la situación del mercado inmobiliario). Sin embargo, por la gravedad de la recesión en EEUU la FED seguirá reduciendo la tasa de interés al menos hasta comienzos del 2009, cuando podrá volver a su tarea de combatir la inflación, para lo que comenzará a subir las tasas. Por lo tanto, en el 2009 la devaluación del dólar se revertiría cuando las mayores tasas atraigan capital extranjero.

2. Frederick Mishkin (quizá el mejor experto del mundo en economía financiera y monetaria y actualmente Gobernador de la FED): las expectativas inflacionarias están bien ancladas, por lo que tomará tiempo que la inflación importada comience a alterarlas. Por esa razón, la reducción agresiva de tasas difícilmente tendrá un efecto adverso sobre la inflación. Adicionalmente, gracias al sólido anclaje de las expectativas inflacionarias, la devaluación del dólar tampoco empujaría la inflación (actualmente se calcula que una devaluación de 10% del dólar se traslada en un aumento del precio de las importaciones de sólo 2%). Por esa razón, la FED mantendría su política de tasas bajas hasta que la economía responda a la medicina que le está inyectando, y no reaccionaría con incrementos modestos de la inflación. Ergo, el dólar seguirá a la baja en el mediano plazo.

3. Kenneth Rogoff (profesor de Harvard y ex economista principal del FMI): la recesión en EEUU podría durar alrededor de dos años (en línea con el promedio de recesiones originadas en el sector financiero en países desarrollados), y durante ese período el dólar seguirá devaluándose. A la FED le conviene que la devaluación del dólar estimule el sector exportador y así contribuya a revivir la economía, mientras que el bajón económico aseguraría que la inflación no salga fuera de control. El dólar podría devaluarse hasta un 20% más en los próximos dos años.

Finalmente, un cachetadón: en el 2004 casi todos los economistas respetables aseguraban que el dólar caería en picada para corregir el déficit de cuenta corriente en EEUU. Pasaron el 2005 y el 2006 y el billetito con la cara de Washington casi ni pestañeó con relación a las principales monedas. Igual se las ingeniaron para tener una explicación sólida de por qué no se cumplieron sus pronósticos, pero la pregunta es si ahora les creemos a los adivinos. Si La Mano Invisible tuviese que apostar (felizmente no tiene) lo haría por la devaluación en el mediano plazo, pero cruzando todos los dedos invisibles.

jueves, 27 de marzo de 2008

La mejor explicación que encontrarán sobre la crisis subprime

Este es el tipo de economía que le encanta a La Mano Invisible: divertida, mordaz, entendible, y a la vez rigurosamente correcta. Va el cachetadón.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Una digresión: ¿quién dijo que los economistas no tienen sentido del humor?

¿Por qué hacer ese aburrido trabajo del curso de política fiscal que dicta Glen Hubbard en la Escuela de Negocios de Columbia, cuando podemos filmar un video sobre el nombramiento de Ben Bernanke en la Reserva Federal? Eso se preguntaron algunos alumnos de Hubbard hace unos meses (cuando él seguía decepcionado por no ser el próximo presidente de la Fed). Aquí el resultado: muy recomendable.

Los malabarismos de la política económica y el tipo de cambio

La política económica en una democracia es el resultado de la interacción de distintos grupos de interés e instituciones que presionan hacia direcciones opuestas. En el caso de la apreciación cambiaria, las presiones que determinan la respuesta política parecen provenir de varios grupos:

• Los exportadores (especialmente los de productos no tradicionales), que no paran de quejarse. Si bien como grupo electoral los exportadores no tienen mayor relevancia (al menos mientras no haya despidos, con lo que tendrían a los trabajadores a su lado), sí pueden hacer bulla, quitarle respaldo al gobierno en reformas que le interesan y hacer algo de presión a través de congresistas afines (la mayoría probablemente de Unidad Nacional).

• El aparato político del propio gobierno, que ve que la aprobación del presidente y del gobierno se reduce conforme aumentan los precios de los alimentos, y una forma de reducir el impacto de la inflación importada es permitir la apreciación cambiaria.

• El sector financiero, al que no le conviene la imposición de medidas que limiten el ingreso de capitales y que más bien sale perdiendo con el aumento del encaje.

• El Ministerio de Economía, que parecería tener una posición doctrinaria en contra de tomar medidas que alivien el dolor de los exportadores, y es probable que también prefiera no perder credibilidad con Wall Street (donde es un dogma el que los mercados financieros deben determinar el tipo de cambio), sobre todo cuando se siente cerca de obtener el grado de inversión.

• El Ministerio de la Producción, que hasta el momento parecería ser el único simpatizante de los exportadores dentro del Ejecutivo. El ministro actual además ha representado a lo largo de su trayectoria política los intereses del sector privado.

• El Banco Central de Reserva, que para defender su independencia no tiene mejor herramienta que el cumplimiento de la meta inflacionaria, y para eso también podría permitir un poco más de apreciación.

Por mera suma de fuerzas, el resultado de este malabarismo parecería ser la inacción. El gobierno mantendría su postura de ignorar a los exportadores y pedirles que diversifiquen mercados o encuentre mecanismos privados para resolver su problema (coberturas cambiarias, etc.). La pregunta es, ¿cuánto más tendría que caer el tipo de cambio para que el balance de fuerzas se altere?

El dólar seguirá depreciándose: guerra avisada no mata gente

Esa es la opinión de Martin Feldstein, uno de los economistas favoritos de La Mano Invisible (profesor de Harvard y uno de los principales expertos de Estados Unidos en política fiscal y monetaria). Si bien sus consejos están dirigidos a los países Europeos, son igualmente relevantes para los países latinoamericanos.

¡Por fin una discusión práctica sobre las respuestas al aumento de precios!

El lunes el gobierno finalmente dio el primer paso hacia la búsqueda de mecanismos que permitan aliviar los efectos de la inflación sobre los más pobres, sin introducir distorsiones en los mercados (ver comentario anterior).
La Mano Invisible cree que el pelotón de economistas que comentaba al unísono que no hay un problema de inflación (ver artículo de Daniel Córdova hoy en El Comercio) conminando al gobierno a no introducir medidas populistas podía haber dedicado sus energías a orientar el debate hacia la búsqueda de paliativos para los segmentos más golpeados, para darle así salidas políticamente viables al gobierno.

Por ejemplo, Carlos Adrianzén hace algunas semanas comparó la situación del aumento de precios con la de un avión que pasa por una zona de turbulencia, donde lo único que el piloto puede hacer es pedir calma y paciencia (ergo, es lo único que el gobierno peruano debería hacer ante el aumento de los precios).
Esa analogía es equivocada porque la turbulencia, más allá del susto, no causa ningún perjuicio a los pasajeros (mientras que la inflación sí, sobre todo a los más pobres). La comparación correcta sería con un vuelo que por causas climáticas se retrasa y muchos de sus pasajeros pierden conexiones o reuniones importantes. Todos los que hayan pasado por esa situación saben muy bien que lo primero que hacen muchos pasajeros es pedir algún tipo de compensación a la aerolínea (¡incluso a pesar de que ésta no tiene la culpa!), y más aún, a veces las aerolíneas otorgan compensaciones –dependiendo de la gravedad del daño.
En fin, ahora toca aportar ideas para mejorar la propuesta de compensaciones del gobierno.

domingo, 23 de marzo de 2008

El gobierno y la inflación: entre la política y el mercado

El que uno sea invisible no quiere decir que sea ingenuo o sonzo. La Mano Invisible conoce bien la abundante evidencia histórica que señala que cualquier tipo de control de precios o medidas populistas que pretendan hacer creer que se está atacando las causas de la inflación terminan en realidad sembrando nuevos problemas que tarde o temprano le pasan la factura a la población (para un ejemplo reciente, ver un artículo publicado en el diario El Universal sobre lo que ocurre en Venezuela).

Sin embargo, eso no quita que reconozca que ningún gobierno democrático puede hacerse el "loco" cuando el precio de la canasta básica del segmento más pobre de la población podría haber aumentado hasta 7% en un año (ver cálculos de Morón y Salgado), y cuando alimentos como el pan y los huevos han subido en 19.2% y 33.1%, respectivamente (ver el reporte de inflación de enero del BCRP). Hay un montón de gente descontenta porque los alimentos que compra todos los días para alimentar a su familia aumentan a tasas altas mientras sus ingresos se mantienen estancados o aumentan a tasas mucho más bajas. Esta gente no se contenta con las explicaciones de economistas independientes y del gobierno sobre la inflación importada, más bien espera que el gobierno resuelva su problema.

Las lecciones de la economía política son claras: el gobierno enfrentará un costo político alto si la población más afectada por el alza de precios al menos no percibe que está haciendo algo al respecto (según la encuesta de febrero de Ipsos-APOYO Opinión y Mercado, la inflación es la principal causa de la desaprobación gubernamental). Por otro lado, el gobierno también enfrentará un costo político si la comunidad financiera internacional (léase bancos de inversión, agencias de calificación de riesgo, fondos de inversión, etc.) percibe que por causa de estas medidas se aleja demasiado de la ortodoxia económica, y más bien cae en el populismo (sobre todo porque queda claro que la agenda del gobierno tiene como meta el grado de inversión). Dado que las proyecciones más serias apuntan a que los alimentos seguirán subiendo, el gobierno tendrá que echar mano a su mejor repertorio de maniobras políticas para evitar que el mayor descontento de la población no reduzca significativamente su capacidad de gobierno. García sabe que con un radical como Humala al acecho, su gobierno no puede "toledizarse" (estabilidad económica e inestabilidad política).

Por eso, creo que mejor harían muchos de los economistas que opinan sobre el tema si en lugar de criticar tanto al gobierno, propusiesen salidas ingeniosas que le permitan evitar medidas populistas, y a la vez aliviar un poco el bolsillo de los segmentos más golpeados por el alza de los alimentos.

martes, 18 de marzo de 2008

El Sutep y la privatización clandestina de la educación

Calumniar al gremio de maestros se ha convertido casi en algo imposible. ¿Es posible lanzarles algún insulto o atribuirles algún vicio que no sea ya parte de la imagen que la mayoría de la gente tiene sobre el magisterio? Por eso creo que pasó relativamente desapercibido el informe que la Defensoría del Pueblo publicó hace unas semanas revelando que una familia gasta en promedio más de S/.300 al año por cada hijo que estudia en una escuela pública por causa de cobros indebidos exigidos por maestros y directores de colegio. Ya nadie se sorprende, pues la percepción común es que los directores de colegios y profesores son unos corruptos y mediocres que se han enquistado en las instituciones escolares del Estado. La conclusión es que para corregir la educación, hay que cambiar a los maestros (en esa línea van las propuestas recientes del gobierno).

Pero para la Mano Invisible la raíz del problema no podría ser más diferente: ocurre que la educación pública ha sido privatizada, pero no como le gusta a la Mano Invisible, sino de forma clandestina y corrupta. sin que siquiera las autoridades se den cuenta. La privatización clandestina de servicios públicos ha sido algo común en el Perú y ha ocurrido en casi todos los países donde el gobierno ha intentado ofrecer un servicio gratuito –o a precio “popular”. El resultado siempre es el efecto contrario.
Por ejemplo, hace 20 años alguien que quisiera contratar una línea telefónica a la tarifa irrisoria que cobraba la compañía estatal podía morirse de viejo antes de tener su instalación. La única alternativa era pagar una copiosa coima, con lo que lograba que el burócrata impasible que lo había atendido se transforme en un funcionario voluntarioso que en el lapso de unas semanas instalaba la línea.

Un servicio público que debía ser ofrecido a una tarifa popular para que todos accedan a las telecomunicaciones terminó siendo ofrecido de manera privada –por funcionarios que extraían beneficios privados por la instalación– a una tarifa tan alta que sólo los más acomodados podían costearla. ¿No ocurre algo similar con la educación?
Al igual que en el caso de la telefonía, la escasez (de líneas telefónicas, de profesores de inglés, de profesores de computación, o de cualquier otro bien, el principio es el mismo) ocurre porque el sistema empuja a los funcionarios que controlan la prestación del servicio a limitar la oferta formal, para crear un mercado negro en el cual ellos puedan lucrar ofreciendo de manera privada el servicio. Digo que el sistema los empuja a esto porque los funcionarios no obtienen ningún beneficio de “portarse bien”. Si un funcionario de la compañía estatal de teléfonos decidía batir el récord de instalaciones telefónicas en un día, su beneficio habría sido el mismo que si hubiese instalado sólo una. ¿Qué beneficio recibe el profesor de colegio estatal si hace un esfuerzo permanente por capacitarse, por mantenerse al día, por investigar en su tiempo libre? ¿O el director de colegio que con ingenio encuentra una forma eficiente de enseñar inglés sin exceder el presupuesto de su unidad escolar?

Sin duda hay muchos profesores y directores que motivados por su ética de trabajo entregan su mejor esfuerzo, pero eventualmente es normal que la mayoría se agote y espere obtener un beneficio personal, que en el sistema actual nunca llega. Este beneficio no sólo es económico, puede ser también un reconocimiento social o profesional. El problema es que la línea de carrera magisterial está tan corrompida que esto tampoco ocurre. En esencia, lo que ocurre con la educación es que no existen incentivos adecuados, y esa es la misma razón por la cual en economías socialistas hay una escasez permanente de bienes y servicios en mercados oficiales, y mercados negros pujantes (fenómeno explicado de forma muy lúcida por el economista de Harvard Andrei Shleifer).

El resultado es que los maestros terminan privatizando de forma parcial y clandestina la educación supuestamente estatal y gratuita. Paradójicamente, el SUTEP enarbola la bandera de la gratuidad de la enseñanza cada vez que un gobierno quiere reformar el sistema educativo.
La solución al problema no necesariamente pasa por la privatización formal, sino por encontrar maneras de entregar a los maestros (y otros funcionarios públicos en sectores con el mismo problema) derechos de propiedad sobre los resultados de su esfuerzo, entrega e ingenio. Un sistema de remuneración que reconozca a los maestros y directores por su desempeño puede tener ese efecto, en la medida en que esté basado en objetivos claros de rendimiento y que sea difícil de corromper. Sin esto, los maestros podrán ser capacitados una vez, pero ellos no tendrán incentivos para poner su empeño e ingenio en cultivar esos conocimientos, aumentarlos, y aplicarlos en su labor de la mejor forma posible. Lo que la Mano Invisible pide, es reconocer que la gratuidad de la enseñanza, tal como se defiende hoy, es un mito.