sábado, 12 de abril de 2008

La inflación y la tentación populista

La inflación tiene muy preocupado al presidente Alan García y no es para menos, el aumento de los precios tiene un costo político alto para cualquiera (ver comentario anterior y encuesta de Ipsos-APOYO), pero uno especialmente alto si en un gobierno anterior le esfumaste el patrimonio a medio Perú por una pésima política económica que terminó en hiperinflación.
Pero la respuesta de García ante esa preocupación lo está conduciendo a un peligroso callejón sin salida. El presidente se empeña en prácticamente prometerle a la población que la inflación bajará en los próximos meses mientras que sigue reventando cohetes por la noticia del grado de inversión (para una muestra reciente ver nota de Correo).

El problema es que los pronósticos más serios señalan que los precios de los alimentos (hasta ahora el principal impulsor de la inflación) no bajarán en los próximos meses, y el grado de inversión, si bien es una excelente noticia, no llevará a que en el mediano plazo haya más plata en los bolsillos de las personas de niveles socioeconómicos bajos.
Con el tiempo esto puede restarle credibilidad al Presidente, aumentar el descontento, y eventualmente empujarlo hacia políticas demagógicas para mantener una base de respaldo popular. Si alguien no cree que el alza de los alimentos puede conducir a conflictos sociales serios, que se fije en lo que sucede en la Argentina, donde los agricultores pusieron al gobierno en jaque con un paro agrario de casi un mes.

Si las cosas se siguen poniendo feas, el Apra podría recurrir a alguna de las siguientes medidas del repertorio populista (ordenadas de mayor a menor, según su nivel de toxicidiad):

  • Control de los precios de los alimentos: se están usando en Venezuela y an algunos países africanos y asiáticos, es poco probable que el gobierno lo intente a menos que la situación política sea realmente explosiva. Crea mercados negros y en el mediano plazo empeora el problema al desincentivar la expansión de la oferta.
  • Control de precios "light": en México el gobierno orquestó (¿o forzó?) un acuerdo entre productores y comercializadores para atenuar las subidas del precio del máíz. Así como Del Castillo convenció a las mineras del aporte voluntario, podría intentarlo con productores y comercializadores de alimentos clave.
  • Ventas subsidiadas: el gobierno compra alimentos y los vende a precios subsidiados. Puede tener consecuencias similares a las del control de precios.
  • Reducción temporal del IGV a los alimentos: es poco eficiente y luego puede ser políticamente complicado subir el impuesto. Aún así sería más potable que las anteriores para el ministro de Economía y el sector corporativo.
  • Reducciones arancelarias: ya se hicieron las más evidentes, podrían venir más para otros productos de consumo diario.
  • Transferencias de efectivo: siempre y cuando estén bien enfocadas, serían la mejor opción. La duda es si el gobierno cuenta con la capacidad institucional para hacerlo bien y sin correr el riesgo de que el proceso esté plagado de escándalos de corrupción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No creo que el Apra vuelva a cometer sus mismos errores historicos. El ultimo libro de Garcia parece escrito por Milton Friedman. Ademas, la inflacion en Peru es mucho menor que en Argentina o Mexico. Lo que si podria suceder es mayor enfasis en programas sociales.